viernes, 30 de noviembre de 2012

LA MENTIRA DEL "DESENDEUDAMIENTO" K Ni un peso para la deuda


Fecha: Jueves 29 de noviembre de 2012



Plan de lucha y un programa obrero y popular para darle continuidad al 20N

Luego del fallo del juez norteamericano Thomas Griesa, que ordenaba pagar 1.330 millones de dólares a los fondos “buitres”, la Corte de Apelaciones de la justicia de Nueva York aceptó la apelación argentina y dejó en suspenso la medida por tres meses. El nuevo fallo le da tiempo al gobierno para cumplir tranquilos con los pagos que restan para este año (3.300 millones de dólares el 15/12) y renegociar con los “buitres” que no aceptaron formar parte de las reestructuraciones de deuda que llevó adelante el gobierno en 2005 y 2010.
El conflicto judicial que se juega en los tribunales estadounidenses y que sigue latente demostró el fracaso de la política “nacional y popular”, respecto a la usuraria deuda externa.
La particular política de “desendeudamiento soberano”, la renegociación que terminó pagando religiosamente a la mayoría de los bonistas (93%) luego del “default” (cese de pagos) de 2001, demostró una subordinación completa al capital financiero internacional, pese al discurso “nacionalista”. Desde 2003 hasta agosto de 2012, se pagaron sólo en concepto de intereses de deuda, 52 mil millones de dólares. La intervención de los tribunales norteamericanos fue reconocida por Néstor Kirchner en 2005 durante el primer canje que, pese a la “quita”, fue un negocio millonario para los “buitres” que lo aceptaron. Hoy, el gobierno vuelve a aceptar de hecho la jurisdicción de los tribunales imperialistas sobre los conflictos de la deuda, presentando su apelación ante la justicia yanky.
Para “honrar” los compromisos, el gobierno echó mano a los fondos del Anses y del Banco Central, mientras niega el 82% móvil a los jubilados, llevando a cabo una verdadera política de descapitalización de las reservas nacionales. La cuestión de la deuda externa sigue ahogando a la economía nacional (pág. 3). El IVA que afecta al consumo de los sectores populares y las clases medias y el impuesto al salario, son el gran sustento de la recaudación estatal, absorbida en gran parte por la deuda. Además, para hacerse de dólares que le permitan pagar deuda y garantizar la importación de combustibles, aplicó el “cepo” cambiario que profundizó la desaceleración y afectó a la economía en su conjunto, además de precipitar la ruptura de las clases medias expresada en los cacerolazos del 13S y el 8N.
En su apelación contra el fallo Griesa, el gobierno dejó abierta la posibilidad de renegociar con los fondos buitres que no aceptaron el canje y litigan contra la Argentina en los tribunales imperialistas. En esto fue apoyado por toda la oposición patronal (la UCR, el peronismo disidente y el FAP). Binner declaró “Son fondos cuestionados, pero no podemos resolver que no los vamos a pagar. Luego de la posición firme de Griesa, nosotros debemos realizar otra propuesta de pago. Debemos responder a las demandas, si Argentina no lo concreta, realmente no avanzaremos a integrarnos al mundo”. Toda una confesión de que no sólo es un “socialista” trucho pro-sojero, sino también pro-imperialista.
La sucesión, la interna peronista y la burocracia sindical
La apretada de los fondos “buitres” golpea a un gobierno ya debilitado. Por más que Cristina Kirchner siga intentando transformar el 7D en la “madre de todas las batallas” contra el “monopolio” para retomar un poco de aire (pág. 4), no logra recuperarse y reganar base social.
El paro nacional fue la gota que rebalsó el vaso y dejó al kirchnerismo maltrecho. El gobierno ya sabía que había perdido a la clase media. Pero ahora, fue una gran parte de la clase obrera, la propia base social del gobierno, la que pasa a la oposición levantando sus propios reclamos. Los trabajadores están hartos de la inflación, del impuesto al salario, del verso de que se defiende a los jubilados cuando millones siguen cobrando $ 1800.
En este contexto, quedó catapultada definitivamente cualquier idea de re-reelección. Quien lo sabe y aprovecha el momento es Daniel Scioli, que aunque no rompa con el gobierno, ya los medios dan por hecha su candidatura para 2015. Los caminos se cierran para el kirchnerismo y es ahora el propio aparato del PJ (intendentes y gobernadores), el que se siente fuerte para obligar al gobierno a negociar la candidatura a la presidencia del bonaerense como única perspectiva. El verso progresista K terminará en la reconstrucción del más crudo pejotismo.
Con los “aliados” en el movimiento obrero tampoco le va bien. La CGT oficialista no sólo quedó muy mal parada ante los trabajadores con el carneraje del paro. La pelea de Aníbal Fernández contra Hugo Moyano, a quien acusó de “Augusto Timoteo Moyano” ofendió a la CGT de Caló que tiene en Vandor a su más encumbrado ejemplo. Ambas CGTs hicieron sendos homenajes a ese traidor a la clase trabajadora. No se trata sólo de compatibilidades ideológicas y de reivindicar una misma “tradición” en ese paradigma de la burocracia sindical peronista (pág. 4). Pese a los cruces entre Moyano y Caló, se sabe que quien fuera el mejor ladero de Cristina Fernández, el sindicalista buchón del batallón 601, Gerardo Martínez, viene trabajando en pos de la “unidad” de ambas centrales burocráticas.
Plan de lucha con un programa obrero y popular.Asamblea Nacional de Trabajadores
El paro del 20N mostró el descontento de gran parte de la clase trabajadora. No podemos dejar que la fuerza expresada en el paro y los piquetes sea utilizada por los dirigentes sindicales para apoyar proyectos patronales. Moyano no se cansa de declarar su apoyo a Scioli y Pablo Micheli de la CTA opositora a Binner. Ninguno se plantea seriamente darle continuidad al 20N. Moyano habló de convocar a una marcha en diciembre para apoyar un proyecto de ley por la universalización de las asignaciones familiares que impulsan los diputados de la CGT, pero luego la puso en duda porque todavía no juntaron el millón de firmas. Barrionuevo propuso una “marcha del silencio” para sumar a los que impulsaron los cacerolazos, una parodia de “alianza obrera y popular”, que impulsa este burócrata que apoya al derechista De la Sota.
La verdadera alianza de los trabajadores con los sectores populares y las clases medias empobrecidas sólo puede venir de un plan de lucha serio y un programa, discutido democráticamente en fábricas, empresas y establecimientos.
Este programa debe partir de terminar con el impuesto al salario y reabrir las paritarias, exigiendo en lo inmediato un plus de fin de año como se reclama en muchas empresas, así como el 82% móvil para los jubilados. Para lograr la unidad de toda la clase trabajadora, debemos reclamar por el fin del trabajo precario y en negro.
Contra el saqueo nacional que viene aceptando el kirchnerismo con el pago de la deuda, hay que partir de rechazar la injerencia de los tribunales imperialistas, imponer el no pago de la usuraria deuda externa y exigir la nacionalización de toda la banca, para utilizar los recursos nacionales al servicio de la economía del país. Para poner fin a la fuga de capitales y otorgar créditos baratos para los trabajadores y los demás sectores populares. Hay que terminar con el IVA y los impuestos regresivos sobre el pueblo, mientras la renta financiera no paga impuestos y las mineras tienen amplios beneficios impositivos. Hay que cobrar impuestos progresivos a los grandes capitalistas nacionales y extranjeros para obtener recursos para obra pública, vivienda, hospitales o para un plan integral de transporte que debe ser nacionalizado bajo administración de los trabajadores, así como todas las empresas privatizadas que garantizan sus ganancias a costa de los subsidios del Estado. Hay que luchar por la expropiación de la oligarquía terrateniente y las grandes patronales agrarias y por la nacionalización integral bajo administración obrera del petróleo y el gas.
Los sectores antiburocráticos del movimiento obrero y la izquierda (especialmente las fuerzas que integramos el FIT) demostramos el 20N que tenemos influencia en un importante sector de quienes estuvieron a la vanguardia del paro. Unir a todos esos sectores, a las comisiones internas, cuerpos de delegados y activistas combativos en una Asamblea Nacional de Trabajadores fortalecería el combate por imponer la continuidad mediante un plan de lucha. Así como la pelea política contra los proyectos pro-patronales de la burocracia sindical.
El pase a la oposición de las clases medias y el parazo del 20 abrieron un gran debate político nacional. La clase obrera no puede ser “neutral”. Debemos construir nuestro propio partido de trabajadores sin patrones. El Frente de Izquierda debería incluir esta perspectiva que venimos levantando desde el PTS en la batalla que tiene planteada hacia las elecciones de 2013.

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