sábado, 8 de diciembre de 2012

Educación popular versus educación revolucionaria

El fenómeno de la educación popular es un proyecto político básicamente destinado a la liberación de los pueblos desde sus propias particularidades. Se originó a partir de los ’60 por movimientos sociales populares y con una particular incidencia en el Cono Sur mediante la Revolución Cubana, el surgimiento de la Teoría de la Liberación y la redefinición del campo de las ciencias sociales ante los estallidos sociales que se iban sucediendo.

En particular, esta concepción de la educación se nutrió de las teorías de Paulo Freire, condensadas en su principal obra “Pedagogía del oprimido”. En este texto, Freire plantea una visión acerca de los opresores y los oprimidos en la que afirma que "... la gran tarea humanista e histórica de los oprimidos: liberarse a sí mismos y liberar a los opresores. Sólo el poder que renace de la debilidad de los oprimidos será lo suficientemente fuerte para liberar a ambos", y continúa: "la pedagogía del oprimido es un instrumento para que los opresores y los oprimidos se descubran como manifestación de la deshumanización" (..) "los oprimidos en vez de buscar la liberación en la lucha y a través de ella, tienden también a ser opresores también o subopresores"(...)" su lucha se da entre ser ellos mismos o ser duales. Entre expulsar o no al opresor desde "dentro" de sí. Entre decir la palabra o no tener voz. Este es el trágico dilema de los oprimidos, dilema que su pedagogía debe enfrentar".

En ese sentido, nosotros como marxistas planteamos que en primer lugar lo que hace Freire es prácticamente igualar las condiciones de oprimido y opresor, y lo desarrolla de una forma abstracta sin tener en cuenta las condiciones materiales, una cuestión esencial para hacer cualquier análisis sobre sectores contrapuestos. Un ejemplo de ello es la lucha que están dando los estudiantes chilenos por una educación laica, gratuita y de calidad. Este fenómeno fue una consecuencia de la aplicación de las políticas neoliberales en todos los países post dictadura que trajo consigo la necesidad de ligar empresa y estado, como factores dinámicos que sostienen la desigualdad y la explotación. Hoy el 7% del PIB en Chile va destinado a la educación, del cual sólo el 3,7% es aporte público (el resto proviene de las familias vía endeudamiento), mientras se mantienen los aranceles más altos del mundo.

Es por ello que opinamos que el motor del cambio de la historia es la lucha de clases, expresada en la sociedad capitalista en la lucha entre la burguesía y el proletariado, y que este es el contenido esencial del antagonismo entre opresores y oprimidos. Es una visión que plantea que fundamentalmente en la sociedad capitalista las decisiones no dependen de la voluntad que tiene el sujeto de elegir ser más o no, sino que existe un condicionamiento del estado y las instituciones a través de las cuales las clases dominantes imponen su ideología y dominación. Para esto existen los medios de comunicación, las FFAA, la iglesia, etc. Lo que no plantea Freire es, justamente, que el contenido hegemónico de las instituciones evita la posibilidad de que los explotados y oprimidos puedan elegir ser más, para lo cual es necesario liberarse de esta explotación a través de la lucha revolucionaria contra los explotadores, por acabar con los capitalistas, única manera de lograr la emancipación social. Un ejemplo de ello es la lucha que están llevando acabo la juventud y los trabajadores por una “Educación gratuita y de calidad”, que está cuestionando profundamente la educación de mercado impuesta por Pinochet. En 2011, durante tres meses de lucha estudiantil y un paro de 48 horas, estudiantes y trabajadores reclamaron por mejores condiciones de vida y el gobierno del derechista Piñera respondió con palos, gases y balas. El saldo: cientos de heridos (uno de ellos de gravedad, de 18 años, con un balazo en la cara), miles de detenidos y un joven luchador asesinado, Manuel Gutiérrez.

Concretamente, la lucha que se esta dando en Chile demuestra que nuestra liberación debe ir de la mano con la abolición del lucro de los grandes empresarios

Por otro lado, también cuestionamos la visión de Freire de cambios por etapas. Que el explotado y oprimido tome la palabra es condición para su autorreconocimiento pero si no se avanza más allá se termina apelando a una conciencia posibilista, de que dentro de los marcos del sistema capitalista podemos ir avanzando en liberarnos sin trastocar las relaciones sociales de producción. Opinamos que es imposible acabar con la opresión que sufren millones en nuestro país sin atacar la raíz de los problemas, la sociedad capitalista. Esta negativa de Freire es un juego que lo puede llevar a pensar que se puede humanizar el capitalismo permitiendo el acceso a la cultura conquistando espacios, y generando una especie de contrahegemonía. EN CHILE, NI EL ESTADO, NI PIÑERA, NI LOS EMPRESARIOS NOS ENTREGARÁN LA EDUCACION GRATUITA, LAICA Y DE CALIDAD PORQUE PRECISAMENTE ELLOS VIVEN A COSTA DE NUESTRA, A COSTA DE NUESTRA EXPLOTACION Y OPRESIÓN. 

Una muestra de eso se pudo ver el año pasado en la toma del liceo A-90, de la que participaron compañeros chilenos del PTR, agrupación hermana del PTS, que duró más de 7 meses. A ella se unieron los profesores y apoderados de manera activa, luchando codo a codo con los estudiantes, decidiendo impulsar la autogestión de su liceo. Es así como no sólo cuestionaron la venta de un derecho básico contraponiéndolo a la necesidad de la educación gratuita, sino que también cuestionaron la forma de administrar la educación mostrando que es posible que se organice a través de los tres estamentos. Los profesores hicieron clases, y organizados con los estudiantes y apoderados definieron juntos el contenido de aquéllas, los horarios, talleres, asambleas, paros y marchas. Establecieron además una relación entre ellos de afecto, compañerismo y lucha, que no se ve en ningún otro liceo. Los estudiantes se sentían más libres y dispuesto a aprender sin la hostigante autoridad de directivos e inspectores. Establecieron juntos las reglas de funcionamiento del liceo, dejando en claro que la demanda por la educación gratuita es una demanda de todas las familias trabajadoras y populares, tal como se lo puede ver por aquí

¿Un colegio funcionando sin el equipo directivo en su interior? ¿Estudiantes, apoderados y profesores organizando la educación mientras se mantiene la toma del establecimiento? ¿Universitarios que apoyan realizando clases sin exigir una remuneración a cambio? Todo eso ha sido posible. Los educados se autoeducan en esta experiencia. Y educan a sus educadores. Esta experiencia, aunque en un colegio periférico y de escasa matrícula, es potencialmente un peligro, pues puede poner en entredicho el autoritarismo que reina en la educación escolar chilena.

De esta manera es que planteamos que la única manera de pelear por el acceso a la cultura y una educación para toda la población es luchando contra este estado, en la perspectiva de un estado de los trabajadores, basado en los organismos de poder y democracia directa que las clases explotadas y oprimidas se den en la lucha de clases.

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